Viernes 10, el tiempo ya se ha estropeado, lluvioso a intervalos. Después de un rico desayuno con chocolate a la taza jugamos al ping pong en un parque cercano, pero la lluvia hace que salgamos corriendo. Nos despedimos de la familia Masnou y ponemos rumbo norte, siempre siguiendo la costa. Anteriormente habíamos estado hasta Tossa de Mar, por lo que avanzamos disfrutando de las bonitas vistas de la carretera sin detenernos hasta Sant Feliu de Guixols.
Ixo se echa una siestecita mientras yo paseo por un mercadillo de productos típicos cerca del convento. Como es un día de perros, me meto en un Museo a aprender de la historia del pueblo y de su industria corchera (de los de las botellas, no de los de surfear).
La próxima parada es Calella de Palagrufell, muy agradable, con bastantes turistas teniendo en cuenta el tiempo que hace. Seguimos hasta Tamariu, donde nos comemos un bocata frente a la playita. Más tarde un descafeinado y un coñac en un animado bar al lado de la playa. Muy coqueto este pueblecito y de ambiente familiar por su tamaño. Dormimos muy placidamente aquí.